Por Charly Esperanza*
En una típica noche misionera de mayo, donde cualquier persona que desea salir a las calles a disfrutar de algún entretenimiento determinado debe dudar hasta último momento si está para arriesgarse a la simple remera liviana o sumar algún abrigo del por si acaso, “Experiencia Queen” pasó por Posadas ofreciendo su espectáculo ante un auditorio del Instituto Montoya que fue ocupado en su totalidad por el público.
Justamente la gran concurrencia que retrasó el ingreso, sumado a algunos inconvenientes técnicos de la iluminación, obligaron a una leve demora para el comienzo del show.
Al apagarse por completo las luces, con todas las miradas puestas sobre el escenario, fueron apareciendo de a uno los músicos que llevan adelante el homenaje a una de las bandas de rock más grandes de la historia.
Por orden de aparición, Nicolás Cuenca (como Roger Taylor en batería), Matías Merceauroix en dirección musical, teclados y voces adicionales, Sergio Habat (como John Deacon en bajo), César Barabino (el Brian May en guitarra), y Mariano Zito en el rol de Freddie Mercury, desplegaron la representación con elevada intensidad desde los primeros acordes.
Con una gran cantidad de puntos destacados, principalmente en cada solo de guitarra y las espléndidas armonías del teclado, la lista de temas elegida por “Experiencia Queen” para compartir con el público posadeño contó con grandes clásicos como “We Will Rock You”, “A Kind of Magic”, “Under Pressure”, “Another One Bites the Dust”, “I Want to Break Free”, “Crazy Little Thing Called Love”, “Bohemian Rhapsody”, “Radio Ga Ga”, y “Friends Will Be Friends”.
El amor que supo regalar Mercury al frente de Queen perdura en la memoria de la gente. Así, canciones como “Somebody To Love” y “Love of My Life”, emocionaron durante la noche posadeña con una performance vocal impecable de Zito, al que además suma un fuerte despliegue escénico y una teatralización bien ajustada en cada detalle, cada gesto y movimiento corporal, para cautivar aún más a los curiosos atraídos por la necesidad de sentir, al menos en parte, una cercanía con las obras que son adoradas desde las décadas del 70 y 80. Y es que las bandas u obras tributo sirven de linda excusa, entre otras cosas, para encontrarse con aquellos que comparten admiración hacia una cierta expresión artística musical.
La actuación de “Experiencia Queen” también contó con los momentos de juegos con el público, entre el fraseo a capella y los golpes de batería acompañados por las palmas que hicieron de las presentaciones de la banda británica en sus momentos de mayor éxito un constante feedback entre el escenario y lo que se sentía debajo.
En el Montoya, la gente que había observado casi todo el show respetando los límites de cada asiento, se dejó llevar por lo que genera un evento en el que se evidencian horas de ensayo y dedicación, por eso el cierre con “The Show Must Go On”, y “Don’t Stop Me Now” fue acompañado por toda la sala de pie entre una extendida ovación y gritos de puro amor. Como siempre intentó demostrar Mercury que debe ser el lazo entre el escenario y el público.
*Colaboración para Ocio Noble, Agencia de Comunicación.