“2 Minutos nació diciendo lo que nos estaba pasando y había mucha gente que necesitaba escuchar canciones como las nuestras”, afirmó el guitarrista de la banda Alejandro “Indio” Mirones.
Por Charly Esperanza (publicado en el suplemento Enfoque del diario Primera Edición).
En el club Alemán de Posadas, el público de Misiones, y alrededores, vivió el pasado viernes 14 de enero una intensa noche de puro punk rock ejecutado con ajustada crudeza por los 2 Minutos, banda que a fines de la década del 80 nació en Valentín Alsina (Buenos Aires) y se plantó como una de las principales referencias del estilo en el país a base de una infinidad de ensayos, viajes, recitales, giras, y grabaciones, siempre desbordados con su atrayente caos natural.
La nueva visita de los creadores de “Ya no sos igual”, “Demasiado tarde”, “Lejos estoy”, “Todo lo miro”, y “El mejor recuerdo”, entre tantas otras canciones coreadas por gargantas enrojecidas de emoción y alcohol, ofició de plato principal para la celebración del décimo aniversario del pub La Bionda, espacio que habilita sus puertas a los artistas de diversos géneros en la necesidad de encontrar dónde expresar sus obras musicales.
En la noche del 14, previamente, pasaron por el escenario los locales Marian y los Cogollos, Congreso de Ratones y Estado Vegetativo. La banda de punk de Quilmes, Doble Fuerza también desplegó su arsenal cancionero que vienen formando desde hace más de treinta décadas.
ENFOQUE dialogó con el histórico guitarrista de 2 Minutos, Alejandro “Indio” Mirones, sobre la actualidad de la banda, los vaivenes económicos de la actividad en un contexto de pandemia, y el recorrido que realizaron desde el primer disco “Valentín Alsina” (1994).
¿Cómo viven este comienzo de año que los encuentra girando y tocando en la provincia de Misiones y Formosa?
Muy bien, estamos empezando el año con estos recitales. Los últimos dos años fueron diferente a todo, porque la pandemia hizo estragos. Cuando empezó todo esto (marzo del 2020) veníamos de varias giras, teníamos muchísimas fechas, íbamos a tocar en Chile, pero de un día para el otro las noticias empezaron a mostrar que todo se iba cerrando.
Una de las primeras cosas que se cerraron fueron los recitales, las canchas, donde concurre mucha gente. Y eso fue bastante duro.
El primer año pudimos tocar recién en diciembre (fines del 2020) con un aforo de 40 personas, antes de eso tocamos en el Cosquín Rock que se hizo de forma virtual.
Luego, cuando todo se empezó a abrir un poco más pudimos ir a México, Chile, y es raro. Estos últimos dos años que estamos viviendo no lo había enfrentado nadie en estas condiciones. Somos contemporáneos a algo muy difícil, y ahí estamos tratando de adaptarnos.
¿Cómo se arreglaron económicamente durante la primera etapa de la pandemia? ¿Tuvieron que dedicarse a otras cosas?
Y sí, todos hicimos algo, al principio, los dos primeros meses cuando no se sabía bien cómo era todo, estuvimos aguantando como se podía. No nos podíamos ver, en Buenos Aires todo era muy estricto.
Nosotros ni siquiera teníamos el permiso para tomarnos un bondi porque no somos considerados esenciales. No teníamos cómo viajar, yo por suerte tengo mi bicicleta. Pero no nos podíamos juntar ni a ensayar.
De a poco, después de dos meses, empezamos a vernos una vez por semana para saber que estábamos bien y ensayar un poco.
También, tuvimos una de nuestras peores experiencias porque murió nuestro productor por el bicho (en referencia al COVID-19). Estuvo una semana complicado, empezó a oxigenar mal, lo internaron, estuvo un mes y medio con respirador, y ahí nos dimos cuenta de lo grave de la situación.
Fue de a poco que nos pudimos poner las pilas para seguir tocando. Fueron meses duros para todos pasando por diferentes cosas. Yo salí a trabajar repartiendo comida, tenía una amiga chef que vendía unas viandas y eso me sirvió también para despejar un poco la cabeza.
En Buenos Aires hay superpoblación, es una ciudad muy grande y hay que salir a buscarse el mango todos los días porque si no te pasa por arriba con los impuestos, el alquiler y todo eso.
¿En general, se puede vivir económicamente de la música en Argentina?
Sí, se puede vivir pero al mismo tiempo no es tan fácil. Nosotros, somos una banda de muchos años, tenemos nuestra convocatoria que se mantiene, podemos programar una gira, por ejemplo, y otro montón de cosas.
Me enteré lo de Gustavo Bazterrica a quien le tengo mucha admiración (guitarrista de Los Abuelos de la Nada que salió en las noticias en los últimos días por atravesar un duro presente signado por problemas de salud y carencias económicas).
Me pasó hace 7 años o más, que estábamos bajando los equipos en una sala de ensayos, y se paró una persona grande que miraba muy contento los equipos y nos preguntaba si éramos músicos. Ahí se presentó como Bazterrica, yo lo conocía de Los Abuelos.
Al loco quizás no le fue bien, y es un bajón que alguien que aportó tanto no tenga donde vivir ahora. Pero bueno, son situaciones que se dan de forma diferente para todos. Por suerte un pibe lo rescató y se lo llevó a vivir a una casa, pero es un bajón que tenga esa edad y después de haber tocado toda una vida no pueda vivir dignamente.
¿Qué sienten cuando ven una mezcla de generaciones en su público considerando que en la década del 90 el sonido del punk no tenía tanta difusión?
Yo no lo veo tanto por ese lado, porque nosotros a pesar de eso nunca dejamos de tocar.
Cuando empezamos no teníamos la aprobación de la prensa ni nada, pero siempre hay que ir para adelante, hay que seguir haciendo lo que a uno le gusta.
A mí me gusta escuchar toda clase de música, y no siento que es de otra generación, me sorprende, la música genera eso, si te gusta una canción es por la música, no te pones a pensar de qué generación es. Si la música está buena, listo.
Cuando era chico en mi casa se escuchaba mucho tango y no salí tanguero, me gusta el tango pero no canto ‘sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando’ (señala riendo). Eran letras re tristes. Mi viejo tenía una radio grandota y ahí ponía esas canciones.
En los últimos años en los recitales o festivales de rock abunda la formalidad, todo está muy estructurado, controlado, pero en cambio cuando 2 Minutos viene a Misiones no se sabe bien qué va a pasar…
Pero esperá, ¿por qué lo decís? ¿Porque la otra vez se perdió el batero? (pregunta interrumpiendo a las carcajadas y recordando que en la visita anterior de 2 Minutos a Posadas, en agosto de 2019, el baterista Monti Montes no apareció y tuvo que ser reemplazado de improviso por músicos misioneros, Sacha Horster y Dani Espínola, que habían tocado previamente con sus bandas teloneras).
Son cosas que surgen naturalmente, la otra vez lo estábamos esperando, se había tirado a dormir una siesta el Monti. Preguntó a qué hora tocábamos y dijo que iba a estar una hora antes. Nosotros nos adelantamos porque queríamos ver a las bandas que tocaban antes, comer y tomar una birra.
Monti se despertó y tomó un bondi, pero al revés, porque lo llevó para el otro lado. Salió medio dormido, no había cargado el teléfono, se le apagó la señal, entonces nosotros no lo podíamos ubicar. Pero esa noche la sacamos adelante bastante bien.
Pero esas son cosas del desorden hermoso del rock que luego quedan en la memoria colectiva, porque en Misiones todavía se habla y hay teorías sobre lo que pasó esa noche.
Eso está bueno, mientras hablen para bien (agrega riendo).
¿Cuando grabaron los primeros discos sentían que iba a pasar todo lo que siguió después?
No, eso te puedo responder con la pregunta que me hiciste antes. No sabíamos lo que iba a pasar, se dio así. Metimos mucho corazón y garra para hacer esto pero no pensábamos que iba a pasar todo esto, no fue planeado.
Fue algo natural que nosotros necesitábamos y había mucha gente que necesitaba escuchar canciones como las nuestras.
Nosotros somos de la generación que empezó de vuelta con otro tipo de música en Argentina. También, por ejemplo, Viejas Locas, o Todos Tus Muertos que ya venía de antes, y así un montón de bandas que en ese momento éramos más de la calle y no teníamos tanta formalidad como las estrellas del rock.
En Valentín Alsina es evidente que supieron retratar lo que pasaba en las esquinas de los barrios del conurbano bonaerense.
Sí. Me pasó que el otro día escuché de nuevo un disco de Viejas Locas, me gusta lo que hace el Pity (Álvarez), era amigo de la banda, hacía covers de 2 Minutos en sus recitales, su primer disco es genial, tocan como ingleses pero siendo de Mataderos. Tienen algo, una onda muy diferente a todo.
Y en el caso del primer disco de ustedes es una descripción de un paisaje desconocido para gente que tal vez nunca estuvo en los barrios más carenciados de Buenos Aires.
Claro, es un paisaje bien fabril, de gente trabajadora, hijos de obreros. Ahora es diferente, pero antes había más laburo y muchas fábricas.
Lo normal de ver, para mí, era que el padre era un obrero y trabajaba durante todo el día, como canta Pity en la canción ‘Homero’.
Mi viejo laburaba para que coman los hijos, esa era la postal que teníamos en ese momento. Después se acabó hasta el Homero, y aparecieron más los desocupados, y eso lo atravesamos todas las familias de la clase trabajadora.
Así nació 2 Minutos diciendo lo que nos estaba pasando, teníamos que hablar de que necesitábamos laburar como nuestros padres que no podían faltar al trabajo por nada, venimos de una generación donde todo era así.
*Fotos gentileza de La Bionda Misiones.