El dilema que enfrentan los artistas musicales a la hora de pensar cómo distribuir un nuevo álbum. Formato físico en desuso. Presupuestos elevados. Auge de las plataformas digitales.
Por Charly Esperanza. Arte de tapa por Da Silva. Publicado en el suplemento Enfoque del diario Primera Edición.
Entre las nieblas del recuerdo van quedando los latidos de placer provocados por la emoción de encontrar en las bateas de una disquería, y poder adquirir, el esperado álbum que luego con apuro se reproducía bajo el láser de una compactera, con el correr de las cintas siguiendo el paso de los cabezales, o por la deliciosa caída de la aguja de un tocadisco, según el año calendario que ataque a la memoria.
En décadas anteriores la mayoría de las bandas y artistas sentían como uno de los objetivos principales de la música llegar al momento de entrar a un estudio, grabar un disco y verlo transformado en una experiencia física para que se reproduzca en las radios y cualquier hogar.
Y es justamente en el momento de la reproducción donde se une el disfrute de la persona que adquiere un disco con el registro del trabajado ardor potencial que expresa una banda al dejar su huella marcada para toda la eternidad.
David Gilmour, cantante, guitarrista y compositor de “Pink Floyd”, comentó en un documental sobre el clásico álbum “The Dark Side of the Moon” (1973), que sentía envidia por aquella persona que compraba el disco y se sentaba en su casa a escucharlo por primera vez sin saber lo que se iba a encontrar. Gilmour, luego del extenso y agobiador proceso de grabación, consideraba que habían alcanzado una “obra maestra” como banda, tenía razón, pero también se sintió lejos del goce que puede sentir alguien que recibe su música porque, al ser parte de su concepción, ya conocía la magia que despide el disco una vez que se reproduce.
Sin embargo, actualmente la práctica de ir a buscar y conseguir un álbum para llevarlo a la tranquilidad del hogar y escucharlo en la soledad del deseo satisfecho, se vuelve nostalgia y expresión del desuso, con la aparición del formato mp3, que ahora permite cargar cientos de canciones en un simple reproductor, y el auge de las plataformas digitales que con estratégicos logaritmos orientan la escucha hacia sus predeterminadas listas recomendadas, al mismo tiempo que abren un abanico de infinitos archivos.
Así, en los últimos años, por el avance de las nuevas tecnologías, cambiaron las opciones más utilizadas para plasmar una grabación, los mecanismos de distribución, y los soportes de reproducción. Esto se vive principalmente entre los artistas independientes que deben transitar, al menos en sus primeros pasos sino es una vida entera, entre malabares que los transforman en más que músicos, cubriendo con su esfuerzo todas las funciones que para las bandas establecidas en los principales line-ups de festivales masivos son realizadas por un amplio equipo de producción.
En los albores de la independencia, todo recae sobre el propio artista que, incluso, debe ver enflaquecer sus propios ingresos para cubrir los gastos de grabación y replicación de un disco en formato físico. El panorama se complica porque sin una estructura de marketing aplicada en otros niveles, rara vez se recupera lo invertido.
Enfoque consultó a diferentes referentes de la cultura musical, tanto de Misiones como La Plata y Buenos Aires, para conocer las decisiones que deben encarar ante las opciones que se presentan en la edición y publicación de un disco.
Valor simbólico
María Prima, es el nombre artístico de la joven obereña Mar Tresomás que vuelca su música hacia la ruta del hip hop y rap. Desde el 2012 hasta el momento lleva grabados dos discos, “Primero lo Primero”, y “Un Segundo” (2013), y el EP “Ya Piró” (2017). Sus producciones se distribuyen principalmente por plataformas digitales y tienen la opción de ser descargadas de forma gratuita. Actualmente, la rapera se encuentra en proceso de grabación con la cumbia electrónica y tropical bass del proyecto Mirti.
“Siempre usé las redes para difundir mi música. Para los dos primeros discos, varios años atrás, imprimí algunos físicos, pero fue más que nada como algo simbólico. Ya en aquel entonces el formato físico había perdido su significado. En mi casa se compraban CD’s y esa fue la música que me enseñó y la que me acompañó mientras crecía. Creo que actualmente el disco físico puede seguir siendo simbólico pero lo digital se encarga de repartir y difundir la música de una forma mucho más eficiente”, comentó. Al mismo tiempo añadió: “Para mi primer EP (Ya Piró), años después de los primeros discos, ya no hice copias físicas. Está solamente en redes digitales, con Mirti estamos grabando un disco pero también lo vamos a subir solamente a las redes, sin contemplar el formato físico”.
El regalo
Leandro Yahni tiene una larga trayectoria musical en Posadas e integra actualmente el dúo instrumental de rock fusión experimental “Jugo de Tigre”, junto a Darío Vega.
Yahni confesó sentir “una contradicción con el formato físico porque a mí me gusta todavía comprar CD’s, para ver el arte de tapa, el librito con las letras y ese tipo de cosas. Pero como proyecto propio considero que es carísimo hacerlo y es menos conveniente ahora con la posibilidad de lo digital. El CD para lo único que sirve es para regalarlo como obsequio y nada más, o para tenerlo como recuerdo. Por otro lado, donde vayas y quieras promocionarte formalmente, te piden un CD. Entonces hay una cosa de fondo que no desaparece del todo”.
En relación a los costos que deben enfrentarse en nuestra región para tener un álbum accesible al público, contó: “Los costos no bajan. Es carísimo. Ahora hay que tener una base de $50.000 para hacer una tirada de 500 discos. Es mucha guita, porque con esa plata uno puede hacer otro tipo de promoción, como producir un buen espectáculo o pagar publicidad en redes, donde todo es más barato. Una publicidad en Facebook no sale casi nada y se puede llegar a más gente que teniendo el CD en la mano”. Ante la escasa rentabilidad que brinda un disco físico, indicó que “las posibilidades de ingreso de dinero que puede generar una banda son solamente tocando en vivo. Es lo que nos queda en esta ciudad, tocar y que la gente pague la entrada”.
“Jugo de Tigre” llegó a grabar un disco denominado “Cúmulo” (2017). Sobre la experiencia Yahni relató: “Fue subsidiado por el Instituto Nacional de la Música (INAMU), eso ayudó un montón”. Sin embargo, recordó que una cantidad de esas copias fueron usadas “como un presente” para las personas que compraban entradas a sus recitales.
Copias subsidiadas
Otra banda misionera que recibió un subsidio del INAMU para replicar su primer disco es “Lua”, integrada por Paula Figueredo y Hernán Espinoza.
Al respecto, Figueredo contó: “Grabamos nuestro disco con Marcelo Krioka y lo subimos en formato digital, a espacios como Youtube, Spotify, Amazon y Google Play, con la intención de que se expanda, a través de una discográfica que hace el enganche con esas plataformas. Suben el disco gratis sin que uno tenga que abonar nada. La condición es que si se supera una cierta cantidad de reproducciones comienzan a cobrar el 15% de los derechos por reproducciones. Nosotros aceptamos esa condición”.
Concretamente sobre el subsidio, destacó: “En una charla que el INAMU brindó en Posadas insistieron con que es bueno tener el disco físico por el hecho de que ayuda a entrar en un sistema legal, ya que está avalado por SADAIC y AADI CAPIF, dos sociedades que protegen los derechos de los músicos. Por eso, mandamos una solicitud para la replicación en formato físico y recientemente salimos seleccionados, con lo cual vamos a poder protegernos y cobrar por nuestros derechos como compositores”.
“Si no estuviera la posibilidad del INAMU sería difícil poner plata propia para un CD en formato físico en estos tiempos, porque todo está muy complicado, sabiendo además que después no se va a recuperar esa inversión. Creo que por eso son muchos los músicos que optan por lanzar una producción en formato digital y solamente aportar económicamente para el servicio de un estudio de grabación”, completó.
“Lua” comparte canciones propias con influencias de diferentes géneros musicales, que van desde el rock hasta el folclore latinoamericano. En ese amplio espectro sonoro encuentran mayores ventajas para la difusión de su arte con el alcance de las plataformas digitales. “Que el disco pueda estar en diferentes lugares para que la gente lo reproduzca en diversos puntos del mundo es una ventaja que está al alcance, y la masividad que se puede alcanzar al lanzarlo de esa manera es muy grande”, subrayó la cantante, instrumentista y compositora, y añadió que “con las ventas del disco físico no hay una retribución directa como sucedía antes. Ahora eso no se da tanto porque los tiempos cambiaron. Los costos son muy caros y la gente no está comprando discos”.
Soporte en automóviles
Marcelo Krioka es el dueño de un estudio de grabación, mezcla y máster, que lleva años ofreciendo sus conocimientos a los músicos en Posadas.
De acuerdo a su experiencia señaló que “Argentina es uno de los países donde sale más caro replicar originalmente un disco que grabarlo. En Estados Unidos una banda gasta miles de dólares en grabar y después la réplica es el último paso, lo más sencillo. Por eso, en nuestro país, la cuestión de la réplica de un disco pasa por un tema de presupuesto”.
“Además, hoy en día una banda que es nueva y necesita tener un disco para hacerse conocer está seis meses grabando en un estudio, le lleva mucho tiempo, y tal vez cuando termina de hacerlo ya pasó la etapa de promoción. Para que se replique el disco también lleva un tiempo, entonces cuando sale es muy poca la probabilidad que la gente lo escuche completo. Por eso las plataformas digitales se volvieron tan importantes, porque se puede grabar una canción con un buen audio, un buen video, y hacerse conocer digitalmente mediante Whatsapp, Youtube, o Spotify”, amplió.
Por ello, afirmó que “cada vez que viene una banda a grabar conmigo con la idea de hacerse conocer, yo les propongo que graben un par de canciones, que hagan un buen video, y empiecen a replicar digitalmente eso”.
“Es muy poca la gente que compra discos. Los que lo hacen son fanáticos. Los CD’s no tienen durabilidad, por más que sean resguardados, va a llegar un momento en que se rayan y no se pueden escuchar más. Yo cuando compro un disco automáticamente lo bajo en la computadora en formato mp3 para escucharlo ahí”, reconoció.
Sin embargo también puntualizó que “toda banda importante que tenga su trayectoria tiene que tener un disco físico registrado en SADAIC para ingresar al sistema. Luego de esa experiencia, creo que todo pasa por el lado del movimiento en las plataformas digitales. Por ejemplo, sobre los soportes, desde el 2015 en adelante los autos ya no vienen preparados para escuchar CD’s, vienen exclusivamente con pendrive y el sistema bluetooth”.
Experimento USB
El licenciado en Música, realizador y dueño de la productora y estudio de grabación “Tierra Soñada”, cantante, guitarrista y compositor de “Flores a los Chanchos”, Marcelo Kuczek, coincidió en analizar el soporte que prima en los vehículos más modernos. “Son muy pocos los automóviles que tienen para poner un disco compacto, pero sí traen para usar el sistema USB”, dijo. Por ese motivo, desde su estudio de grabación comenzaron a experimentar con la distribución de una obra musical en USB Card (pendrive), donde no se puede borrar ni formatear el contenido.
“La grabación de una producción musical sigue siendo la misma, y hasta se podría decir que está en crecimiento, porque antes los artistas de esta región no tenían tantos álbumes. A partir de unos 10 años se empezó a escuchar buen material con profesionalidad. El punto fundamental es cuando el artista decide cómo editar para comercializar. En ese punto están todavía en prueba varios formatos”, consideró.
Sobre el trabajo realizado hasta el momento en “Tierra Soñada”, apuntó: “El USB Card de Flores a Los Chanchos es uno de los primeros en la región, es más según AADI CAPIF es el primero. Cuando registramos nuestro álbum llamado ‘El Ritmo Popular’ lo hicimos virtualmente y lo editamos a través de la tarjeta de memoria que tiene dentro las canciones en formato mp3, y lo comercializamos así. Hace poco grabamos a Mauro Bonamino, un artista correntino de chamamé, y también resolvimos editar la producción en USB”.
“El formato USB se da por una búsqueda”
Marcelo Kuczek, dueño de la productora y estudio de grabación “Tierra Soñada”, habló sobre el sistema que comenzaron a implementar para editar álbumes en formato mp3 y distribuirlos con USB Cards.
“El USB Card se da por una búsqueda sobre un formato nuevo que se pueda tocar, que no sea virtual, y se pueda vender”, contempló y amplió: “Esto es como una prueba necesaria porque en nuestra región no hay otro formato que se pueda ofrecer”.
Con el formato USB Card, “Tierra Soñada” editó el álbum “El Ritmo Popular” de la banda misionera “Flores a los Chanchos”, de la cual Kuczek es integrante, y también a Mario Bonamino Grupo, proyecto chamamecero del artista correntino.
Consultado por la opción de editar en disco compacto, el emprendedor misionero analizó: “Es evidente que los chicos jóvenes no compran más discos. El formato CD ya no va, al menos no para el trabajo de una productora discográfica en nuestra región”.
Volver al cassette
Terror Manija es una de las bandas más nuevas que irrumpió con la fuerza del punk e influencias del movimiento Riot Grrrl en los escenarios posadeños, además de llevar su cruda energía a otras ciudades de la provincia y hacer una suerte de base recurrente en Asunción, Paraguay. En octubre del 2018 lanzaron su primer EP “Apocalipsis Electrizante”, que cuenta con cuatro temas propios de la banda. La grabación circuló primero por plataformas digitales y luego llegó al antiguo, pero a su vez entrañable, formato en cassette, como si de una curiosa experiencia de volver al futuro se tratara.
Manuela Giménez Lutgen, baterista de la banda y, a su vez creadora de Vertiente Records, sello que se encargó de la edición y distribución del cassette, expresó: “Con Terror Manija ya teníamos un par de objetivos y deseos claros, incluso antes de haber hecho las canciones: viajar, tocar con bandas amigas y tener algunas canciones grabadas para que circulen. La edición en cassette de nuestro primer EP nos pareció clave, iba perfecto con el concepto y estética de la banda”.
“Grabamos y mezclamos nuestro EP con Luciano Domínguez, con quien además comparto el proyecto del sello independiente Vertiente y Sesiones Lugosi. Con Vertiente realizamos ediciones personalizadas y limitadas en cassette. Nos parece un gran formato, tanto para difundir la música como para adquirir un objeto de colección, además del sonido lo-fi que aporta y el símbolo de lo autogestivo que representa. Intentamos que cada entrega tenga algún detalle personalizado que la haga diferente y que refleje el estilo de la banda, por lo que nos manejamos de manera artesanal y con pequeñas tiradas. Bandas amigas de la escena local como Najash, Caset, Dinastía Ming, La Playa de Luvert y Ficción se sumaron a sacar su material en cassette desde Vertiente”, recalcó.
A lo lejos
Desde otras ciudades con diferente flujo de movimiento cultural, músicos independientes también expresaron sus opiniones sobre las formas de editar un álbum.
“HorrorWhite” es una banda integrada por cuatro jóvenes mujeres de Berisso, que realizan sus presentaciones principalmente en locales de La Plata y actualmente está en proceso de grabación de su primer álbum. Yuko Way Dogson, cantante de la banda, recordó: “Yo desde la pre-adolescencia decía que si se me prendía fuego la casa lo primero que iba a tratar de salvar eran mis discos. Hoy en día al estar todo en internet la gente no los compra más pero de todas formas en un mundo de registros virtuales, para los músicos, el hecho de sostener un objeto que englobe una pieza importante de tu arte es como una prueba de la existencia misma de uno. Sería como decir: lanzo un álbum, luego existo. Es la prueba más fiel de que tu obra fue inmortalizada, una forma de vivir para siempre”, argumentó.
Por su parte, Luciana Ayala, baterista de “HorrorWhite”, que actualmente reside en La Plata, pero anteriormente formó parte de la banda de punk rock “Utopía” en la capital misionera, dijo: “Tenemos cierto romanticismo sobre aquella época de la década de los 90 donde era muy copado tener el CD en la mano, ver las letras, y tocarlo como algo físico”.
“Con lo que más luchamos como banda es que sale mucha plata producirlo, porque al músico nunca le va bien en el país, es muy difícil, a veces hasta para tocar hay que pagar. Siempre que me gusta una banda quiero pagar por su disco porque sé lo que cuesta. Es todo un arte y debe ser reconocido. Pero también me pasa a veces que me compro un CD y no tengo dónde reproducirlo”, insistió.
En tanto que Sergio Juárez, productor, cantante y guitarrista de la banda de rock alternativo Le Temps, de Buenos Aires, manifestó: “La venta al público de un disco ha mermado mucho por la aparición de plataformas como Spotify, y todo el alcance que tiene el sistema digital. Los automóviles actualmente se manejan con sistema bluetooth y con pendrives, el material de audio va por mp3. Y obviamente el soporte le gana a la realidad, y son cada vez más chicos. El CD está quedando obsoleto. Hay que saber aceptar que los cambios vienen con la tecnología y el futuro de la música se está dando en este momento. Si el rock quiere sobrevivir tiene que adaptarse y hoy día las plataformas con las que hay que trabajar son las digitales”, finalizó.
Publicado en noviembre de 2019.