Por Charly Esperanza.*
(Misiones). El teatro es la expresión pilar del carnívoro deseo del arte. Fuente de la motivación creyente del riesgo a prueba de variables. Ahora, las ramas del teatro experimental son las que crecen con el grupo Árbolesminí manteniendo abierta y fluyendo su búsqueda en Posadas. El teatro experimental se aleja del tradicionalismo comercial que está basado en fijas líneas artísticas comprobadas y fórmulas seguras del éxito en la práctica. Con casi una década completa de existencia y trabajo, Árbolesminí (con las dos tildes reforzándose entre sí) se baja de los conceptuales escenarios para llevar sus funciones a la fuerza del suelo que los atrae. Lucas Pérez Campos, Romina Coniglio, y Bruno Vázquez, conforman ahora el núcleo que hace girar al grupo teatral, compartiendo experiencias con la convocatoria en rotación de actores para las diferentes obras. Actualmente presentan en diferentes lugares, y opciones libres, las obras Las Fauces y La Intensidad de la Birra.
El director, escritor, actor y explorador Lucas Pérez Campos recuerda sobre las raíces del grupo: “Con Árbolesminí empezamos en el año 2007. Antes teníamos un grupo que exploraba la onda experimental. Ese grupo se llamaba Deja Vú. Hacíamos obras tipo performances, con el público parado alrededor, y estructuras dramáticas que no eran muy del teatro. Todos estudiábamos teatro en la universidad. Entrenábamos y hacíamos obras dentro del TeUNaM (Teatro de la Universidad Nacional de Misiones) pero decidimos hacer un grupo paralelo a ese estudio donde la premisa era hacer lo opuesto a lo que nos decían que teníamos que hacer. Nuestro lugar para hacer funciones era más que nada dentro de la facultad de Humanidades. Trabajábamos esto de tener contacto con el público, era una de las reglas que nos decían que jamás había que romper, como que nunca había que violentar al público. Nosotros teníamos algo de eso, de invitar al público a meterse en la historia y que por ahí pintaba trabajar con el público, sacarles la ropa y cosas así. Entonces con esa experiencia en el año 2007 armamos el grupo de Árbolesminí cuya idea es que sea un núcleo de experimentación escénica. La idea es trabajar por elencos. En el 2009 ganamos el provincial con una obra que se llamaba Hijos de la Oscuridad. Era un unipersonal que hacía interpretando varios personajes. La obra había sido escrita por un chabón dentro de la cárcel de menores. Esa obra es una de las que más funciones hizo. Ahí empezamos con la onda de hacer obras transportables e instalables en lugares que no fueran teatros. Esa es una idea que seguimos mucho ahora, por ejemplo con la obra La Intensidad de la Birra y Las Fauces. Tiene un sentido ideológico, ético y estético también. La onda de ir y colgar nuestra tela de fondo y que con eso ya podamos hacer una función en una reunión, una fiesta, feria, o distintos lugares. Pero a la vez buscando una poética propia que sigue teniendo que ver con lo experimental”.
El teatro experimental une y complementa de forma más brusca las interacciones entre el conceptualismo de la obra, el despliegue de los actores y la prestación del público. Los actores no reconocen límites y liberan sus ansías del dejarse llevar, mientras el público pierde su carácter de mero expectante entrando dentro de la licuadora del arte con su intervención. Pérez Campos lanza en fila sus pensamientos que en palabras intentan explicar una evidente atracción: “la idea del teatro experimental es siempre generar algo en el público pero de distintas formas, no necesariamente siempre con el contacto directo. Esa es sólo una forma, que se volvió algo muy usado, repetido, ya no es tan novedoso. Pero hay otras formas para generar algo en el público que no necesariamente tiene que sentirse incómodo. Las formas de experimentar en teatro son infinitas, tiene mucho que ver con las distintas maneras de trabajar con los actores, distintas técnicas de actuación posible que hasta se pueden inventar, pero eso lleva años de experimentación que significa probar, equivocarse, y acertar. Siempre dan ganas de probar algo que no sabes como se va a dar. Esto se cierra con el público. En la soledad del grupo uno siempre se anima a probar, inventar y experimentar cosas, la verdad aparece cuando eso se convierte en comunicación con el público. El teatro es ese momento, por eso es el arte más efímero de todos. Es lo que se ve en vivo y la sensación que te queda después de haberlo vivido. La experimentación real aparece en ese momento, todo lo demás es preparación o reflexión alrededor de ese momento. También hay algo que le da vida a instantes difíciles de repetir, porque el público respira diferente cada vez. Entonces la obra también se vuelve diferente cada vez por más control que uno tenga sobre la obra. No existe una sola forma de hacer teatro experimental. La experimentación lo que presupone es una libertad ante la próxima obra que vas a hacer. La idea es que se parezca lo menos posible a lo que hayas hecho, por más que uno va generando como un estilo o utilizando cosas que se repiten. Esa idea abre muchas posibilidades. Ahora lo experimental pasa por buscar formas de lenguaje”.
Este viernes 17 de febrero el grupo Árbolesminí presenta su obra La Intensidad de la Birra cerrando el ciclo CidadEstival en El Barcito del Centro Cultural Vicente Cidade. El texto y la dirección son de Lucas Pérez Campos, y en esta ocasión los actores serán Diego Tachile y Matías Flac. Sobre La Intensidad de la Birra el director cuenta: “lo que tiene de experimental es que los actores dicen un texto, al mismo tiempo que se escucha un audio que comenta lo que está pasando, y no necesariamente el espectador tiene que estar de acuerdo con lo que escucha o lo que ve. Puede elegir con qué estar de acuerdo. Son tres canales de información al mismo tiempo sumando la música en vivo. Esa es la idea de la cual partimos”. Además recuerda que últimamente están trabajando en diferentes puestas en escena con textos de Ricardo Álcaraz. “Él fue mi primer profesor de teatro en el TeUNaM en el año 98. Con dos de sus textos hicimos nuestras obras Las Fauces y Las Sandeces. Son textos breves que en estas obras aparecen unidas. Los últimos años estuvimos trabajando con textos posadeños. Con textos míos habíamos hecho una obra llamada La Serie Inconclusa, y ahora La Intensidad de la Birra es la segunda vez”, remarca Pérez Campos.
Las obras de Árbolesminí comparten la capacidad de adaptación para desenvolverse en cualquier terreno posible. Por ello, Pérez Campos señala que “suprimir el uso del escenario ayuda a estar a la altura de lo que es la audiencia, por lo general nos ubicamos así. Depende también del espacio. El escenario elevado tiene su historia que surgió cuando solamente los reyes estaban a la altura con el palco, y todo el resto estaba por debajo. El escenario surgió con ese sentido en la época de reyes. Cortar un poco con esa tradición es parte de experimentar. Eso ayuda a conectarnos con el público, porque ya no esperamos que el público venga a ver la obra, sino que vamos nosotros donde ya hay público por algún evento. Tratamos de presentarnos en lugares donde iríamos como público también”.
Posadas es plaza difícil para todo intento de crecimiento de las expresiones artísticas locales. Las trabas son similares para la música, el cine, las artes plásticas, y el teatro. Conocedores por experiencia de la realidad del circuito teatral en Misiones y de otras ciudades del país, en este punto también los creadores de Árbolesminí curten sus capacidades de adaptación para superar en cierta medida los obstáculos. “Tomamos un poco de distancia con las salas, si bien cuando tenemos la oportunidad hacemos funciones en sala. Pero cuesta mucho convocar público para que venga a la sala. En Posadas es difícil de llenar un lugar y uno tiene que estar en contacto con el contexto en el que está. La gente que tiene sala independiente de teatro labura muchísimo y nunca ganan bien sobre eso, es la verdad. Es admirable el trabajo que hacen para mantener una sala. Pero en este momento nos sentimos más cómodos por fuera de la sala”, señala Pérez Campos agregando que “siempre hay altibajos. Se dan de formas muy dinámicas también, hay años que hay muchas obras, otros años hay re pocas. Últimamente ya van varios años seguidos que hay pocas obras. En Misiones no hay tradición teatral, a diferencia de Córdoba, Tucumán, o Buenos Aires ni hablar. Es otra vivencia porque en esos lugares es más difícil llegar a un circuito y a su vez es más remunerado. Al reves acá es más fácil entrar en el circuito pero es mucho menos remunerado. Los grupos trabajamos, por suerte, con mucho apoyo del Instituto Nacional del Teatro pero de igual manera se hace muy difícil. Es muy difícil trabajar una sala si vas a gastar más de luz que lo que entra en boletería en la función, por ejemplo. Siempre está esa dificultad”.
La pasión con optimismo los moviliza, y por sentirse cerca de cumplir sus primeros diez años de existencia voltean la mirada para observar un poco el camino recorrido. Romina Coniglio parte del trípode base de Árbolesminí opina: “En Misiones está pasando que los grupos no están durando en el tiempo. A traves de mi percepción lo que veo es que antes había más grupos estables. Hay muchos grupos que se armaron en un momento y ahora se desarmaron. Por ahí está más fomentado en el interior de la provincia. Para mí en Posadas hay menos teatro que hace diez años, pero a nivel de la provincia sí hay más movimiento. Es claro que cuesta que los grupos se mantengan. Se siente un poco la soledad porque uno siempre quiere encontrar otros grupos con los cuales compartir”. Mientras que Pérez Campos agrega que “también pasa que hay un desprecio bastante explícito a los artistas en Misiones que viene de arriba hacia abajo. En el sentido de que a veces te llaman por trabajo y no te quieren pagar. Eso desgasta y hace difícil que los grupos vayan creciendo. Uno como grupo independiente puede ver la forma de hacer rendir económicamente su producción pero siempre es limitado. En ese sentido creo que la tradición misionera tiene algo de mata teatro. Por eso tiene más sentido hacer teatro experimental porque te da más libertad para hacer lo que uno quiera. Y en la medida en que encuentres un circuito donde puedas existir podes llegar a ser feliz”.
*Publicado en Misiones Opina (noviembre de 2017).